Ronald Portillo “El semblante como categoría es el antónimo, lo opuesto a lo real” [Cf.: Jacques-Alain Miller, “De la naturaleza de los semblantes”]
La autoproclamada “Revolución Bolivariana” se preocupó desde muy temprano por hacer creer al Otro que había algo en donde realmente no había nada. La propaganda, como es habitual en este tipo de regimenes, le funcionó muy bien al principio, el engaño se hizo general, tanto a nivel interno como externo. Agentes para trabajar la publicidad del semblante del “socialismo del siglo XXI”, etiqueta ideada por el marxista Heinz Dietrich quien terminaría por denigrar del otrora exaltado socialismo venezolano, fueron contratados en Europa, Norte y Suramérica. Por supuesto, el dinero petrolero permitía pagar con creces la tarjeta de presentación. Congresos, foros y reuniones interamericanas e internacionales de grupos de personas de la misma ideología se multiplicaron en Caracas y otras ciudades del orbe, la asistencia con todos los gastos incluidos aseguraba la mayor difusión del semblante. En tales conclaves se exhibían logros inexistentes en cualquier quehacer gubernamental: atención social, educación, salud, ciencia, tecnología, industria, comercio, producción agrícola, producción petrolera, convenios favorables con otros países, etc. Alicia ¡en el país de las maravillas! Semblante del mas puro, pura estructura de ficción y de mentira, para ocultar lo real. “Hay algo mas en el cielo y la tierra , Horacio, de lo que ha soñado tu filosofía” [Cf.: Shakespeare, Hamlet, Acto1, Escena 5] Por supuesto hay otra cosa mas allá de la ideología, una cosa que terminó por emerger e imponerse: lo real. Hay un mas allá de lo que quiso presentar el “socialismo bolivariano” que se fue revelando progresivamente como consecuencia de lo imposible. Lo real terminó por quedar al descubierto con todo el cortejo caótico que puede apreciarse en la crisis generalizada que hoy estremece al país. Los semblantes fueron cayendo uno a uno. Llegado el momento, las estadísticas mentirosas saltaron por los aires, ya no se pudo seguir ocultando lo inocultable: las reservas económicas llegaron a su limite inferior, la corrupción se llevó por delante la gallina de los huevos de oro: la compañía petrolera estatal, , la caída de la producción general (a causa de las expropiaciones) se vino en barrena, la importación de alimentos y bienes de servicio cayó estrepitosamente, las cifras de pobreza aumentaron considerablemente durante la “revolución”, el cacareado programa (cubano) que habría llevado a la ausencia de analfabetismo en el país resultó una falacia, se llegó al 80 % de carencia de fármacos para la atención de la salud de la población… y pare Ud. de contar. Caos económico, social y político. Si a lo real , sin ley, viene a agregársele el uso autoritario y caprichoso de la estructura judicial del país, desconociendo la instancia del poder legislativo, se entra de lleno en la dimensión del registro del amo todopoderoso descrito por Freud en “Tótem y Tabú”. “Lo real es lo que hace agujero en el semblante” [Cf.: Jacques Lacan, “De un discurso que no sería del semblante”, Escritos] La emergencia de lo real abrió un agujero en el discurso revolucionario bolivariano. Los semblantes se fueron presentando de manera tal que solo consiguieron prescribir lo imposible. Lo que ha quedado de la caída de toda la parafernalia del semblante socialista es un desastre, una tragedia. Venezuela tardará muchos años en recuperarse de esta debacle generalizada. Es el objeto (a), como resto, lo que ha quedado de la inconsistencia del Otro, de la ilusión de creer saber sobre conducir las riendas de un país como Venezuela. Y es que como planteaba Lacan “Los desengañados yerran” , se equivocan, se engañan, si no saben hacer buen uso del semblante, si no se sabe de cuales servirse para lograr algún efecto sobre lo real, lograr alguna erosión en él [Cf.: Jacques Lacan, “Lituraterre”, Otros escritos]. Un aspecto de lo imposible, lo que no deja de no escribirse, se presenta con la repetición, lo que no puede no evitarse. El presidente venezolano insiste en querer ocultar bajo el velo del semblante, fálico como todo velo, que en Venezuela esté ocurriendo algo fuera de lo habitual, aquí no está sucediendo nada. Así, baila salsa en publico, sonríe, habla del país como una “potencia”, juega baseball para las cámaras, todo es felicidad. Mayor semblante imposible. Mientras tanto en las calles del país cientos de miles de ciudadanos protestan y son objeto de la mas feroz represión alguna vez vista por estos lares. Mas allá del semblante un real se ha hecho presente. La section commentaire est fermée.
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