Susana Strozzi I.- Analistas practicantes, analistas en formación, analizantes tout-court… cada uno intentando inventar, en su singularidad, un saber hacer con aquello que Freud llamó el Urverdrängt. La experiencia analítica, ¿qué es, sino un dar vueltas alrededor de ese agujero? … hasta que, de pronto, algo cesa de no escribirse y lo que entonces se puede nombrar hace posible nuevos anudamientos. Partir del Fiat trou lacaniano, en lugar del Fiat lux ilustrado, ayuda a entender la dificultad de los debates, en razón de ese cráter singular que opera en cada uno, más allá de las cualidades de estilo y de saber referencial, siempre bienvenidos. II.- Hace algunos meses hice – con un muy breve intervalo - dos lecturas de un mismo libro: “La psychanalyse à l´épreuve de la guerre”. De la primera lectura me quedaron, a modo de conclusiones, 1) la puntuación de M-H.Brousse: “No hay guerra sin discurso” y 2) su ensayo de modelización que utiliza las tres dimensiones de lo imaginario, lo simbólico y lo real, apoyada en la función de medio que cada una puede tomar en el anudamiento que supone toda actividad humana. Una modelización en la cual la agresividad está al servicio de lo simbólico, transformando a lo simbólico en medio para lo real y reduciendo los ideales del yo a los imperativos del superyó, produciendo un retorno de lo real sobre el cuerpo fragmentado y lo inatrapable de la vida. Un modelo que permite acercarse a lo que La guerra muestra como “modo de gozar”, como régimen de goce y que constituye el núcleo de su propuesta de una nueva psicología de masas, a partir de los postulados lacanianos y a la luz de los trabajos de J-A. Miller, Eric Laurent y G. Wajcman. La re-lectura se hizo a partir de la invitación a participar en una mesa plenaria en las IX Jornadas de la NEL, en octubre pasado, cuyo tema era – en puntual referencia latinoamericana – “la actualidad de nuestras guerras”. Allí algo saltó: un significante, una resonancia en el cuerpo. Hasta que la frase se armó, con lo fulgurante de la sorpresa y el alivio de la certeza: “Pero, entonces, … esto es una guerra! ” Esto quiere decir mi país – Venezuela - y una guerra, lo que allí sucede… y no desde ayer. III.- Lo que advino con la frase me permitió cortar y reacomodar en el entendimiento; entre otras cosas, a partir de un texto propio acerca de los llamados “neo-populismos” latinoamericanos, en el cual – intento de lectura académica - había jugado con los “cuadrípodos”, como llamó Lacan a los discursos. Pero lo que advino con la frase no sólo resignificaba - relanzándolo - el trabajo anterior, sino que le dió cuerpo. Porque – y cito literalmente a M-H. Brousse – “Como decía Napoleón, en la guerra y en el amor, “para terminar” hay que tocar. La guerra es un asunto de cuerpos.” [1] A partir del “Esto es una guerra” se hicieron posibles los recortes que quiero transmitir: el primero es el que concierne a la transformación de lo simbólico como medio de lo real y a la del Ideal del Yo en los desencadenamiento del super-yo. No se trata – en el caso de Venezuela - de insistir acerca del abuso de las metáforas bélicas como consignas del discurso político, del tipo “la guerra económica” o el “ataque imperialista”. Es el imperativo “Patria, Socialismo o Muerte” cuya eficacia se lee (en una acumulación que lleva casi dos décadas) en la destrucción y las ruinas que asolan la geografía física, política y económica venezolana – paisaje, recursos, aparato productivo – pero, sobre todo, en la puesta en juego de la destrucción de los cuerpos, los organismos humanos, por el hambre y la enfermedad que sobrevienen con la falta de alimentos y de medicinas (redoblada por el colapso de los servicios asistenciales). Asimismo, en la búsqueda incesante de la aniquilación sistemática del “enemigo”. Un esfuerzo apuntalado en la compra de armamento pero asimismo en la multiplicación de los aparatos de detección, represión y de propaganda política. Una represión cuya violencia parece, en estos días, acercarse al paroxismo. En lo que concierne a lo real un solo recorte basta. Lo que aún insiste - desde algunos titulares y estudios - como “aumento de la criminalidad”, apoyados ambos a lo largo de años en las cifras y las descripciones de actos cada vez más desbordados, alcanzan una culminación muy particular: el retorno de y a los cuerpos fragmentados. Los desmembramientos, los hallazgos macabros de cabezas cercenadas, que son noticia cotidiana y reinan en las redes. Verdadera explosión de los cuerpos que realiza en cada fragmento la producción del objeto. Destrucción, entonces, material y humana, y también de los lazos sociales que ordenan los discursos. Destrucción de las jerarquías, de las posiciones y las funciones sociales que se refugian en el seno del que se intenta sea el único orden que subsista. El de la Fuerza Armada. Se intenta. No se ha logrado. Por eso no sólo el programa de investigación se reordena. La historia no está terminada. Queda este otro resto que me permite decir: "El resto la próxima vez..." " Es la próxima vez!" / "The rest next time-" "It is next time!"[2] Con la vacilación en poner el punto final porque anuncia … la próxima vez de la próxima escritura. [1] Op.cit., p.159. [2] Carroll,L. Líneas del poema que sirve de obertura a las “Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas . Ronald Portillo “El semblante como categoría es el antónimo, lo opuesto a lo real” [Cf.: Jacques-Alain Miller, “De la naturaleza de los semblantes”]
La autoproclamada “Revolución Bolivariana” se preocupó desde muy temprano por hacer creer al Otro que había algo en donde realmente no había nada. La propaganda, como es habitual en este tipo de regimenes, le funcionó muy bien al principio, el engaño se hizo general, tanto a nivel interno como externo. Agentes para trabajar la publicidad del semblante del “socialismo del siglo XXI”, etiqueta ideada por el marxista Heinz Dietrich quien terminaría por denigrar del otrora exaltado socialismo venezolano, fueron contratados en Europa, Norte y Suramérica. Por supuesto, el dinero petrolero permitía pagar con creces la tarjeta de presentación. Congresos, foros y reuniones interamericanas e internacionales de grupos de personas de la misma ideología se multiplicaron en Caracas y otras ciudades del orbe, la asistencia con todos los gastos incluidos aseguraba la mayor difusión del semblante. En tales conclaves se exhibían logros inexistentes en cualquier quehacer gubernamental: atención social, educación, salud, ciencia, tecnología, industria, comercio, producción agrícola, producción petrolera, convenios favorables con otros países, etc. Alicia ¡en el país de las maravillas! Semblante del mas puro, pura estructura de ficción y de mentira, para ocultar lo real. “Hay algo mas en el cielo y la tierra , Horacio, de lo que ha soñado tu filosofía” [Cf.: Shakespeare, Hamlet, Acto1, Escena 5] Por supuesto hay otra cosa mas allá de la ideología, una cosa que terminó por emerger e imponerse: lo real. Hay un mas allá de lo que quiso presentar el “socialismo bolivariano” que se fue revelando progresivamente como consecuencia de lo imposible. Lo real terminó por quedar al descubierto con todo el cortejo caótico que puede apreciarse en la crisis generalizada que hoy estremece al país. Los semblantes fueron cayendo uno a uno. Llegado el momento, las estadísticas mentirosas saltaron por los aires, ya no se pudo seguir ocultando lo inocultable: las reservas económicas llegaron a su limite inferior, la corrupción se llevó por delante la gallina de los huevos de oro: la compañía petrolera estatal, , la caída de la producción general (a causa de las expropiaciones) se vino en barrena, la importación de alimentos y bienes de servicio cayó estrepitosamente, las cifras de pobreza aumentaron considerablemente durante la “revolución”, el cacareado programa (cubano) que habría llevado a la ausencia de analfabetismo en el país resultó una falacia, se llegó al 80 % de carencia de fármacos para la atención de la salud de la población… y pare Ud. de contar. Caos económico, social y político. Si a lo real , sin ley, viene a agregársele el uso autoritario y caprichoso de la estructura judicial del país, desconociendo la instancia del poder legislativo, se entra de lleno en la dimensión del registro del amo todopoderoso descrito por Freud en “Tótem y Tabú”. “Lo real es lo que hace agujero en el semblante” [Cf.: Jacques Lacan, “De un discurso que no sería del semblante”, Escritos] La emergencia de lo real abrió un agujero en el discurso revolucionario bolivariano. Los semblantes se fueron presentando de manera tal que solo consiguieron prescribir lo imposible. Lo que ha quedado de la caída de toda la parafernalia del semblante socialista es un desastre, una tragedia. Venezuela tardará muchos años en recuperarse de esta debacle generalizada. Es el objeto (a), como resto, lo que ha quedado de la inconsistencia del Otro, de la ilusión de creer saber sobre conducir las riendas de un país como Venezuela. Y es que como planteaba Lacan “Los desengañados yerran” , se equivocan, se engañan, si no saben hacer buen uso del semblante, si no se sabe de cuales servirse para lograr algún efecto sobre lo real, lograr alguna erosión en él [Cf.: Jacques Lacan, “Lituraterre”, Otros escritos]. Un aspecto de lo imposible, lo que no deja de no escribirse, se presenta con la repetición, lo que no puede no evitarse. El presidente venezolano insiste en querer ocultar bajo el velo del semblante, fálico como todo velo, que en Venezuela esté ocurriendo algo fuera de lo habitual, aquí no está sucediendo nada. Así, baila salsa en publico, sonríe, habla del país como una “potencia”, juega baseball para las cámaras, todo es felicidad. Mayor semblante imposible. Mientras tanto en las calles del país cientos de miles de ciudadanos protestan y son objeto de la mas feroz represión alguna vez vista por estos lares. Mas allá del semblante un real se ha hecho presente. Carlos Márquez En la Venezuela actual la sucesión de instantes de ver no permite que cuaje el tiempo para comprender y el momento de concluir es todavía lejano. En medio de esta tormenta de tiempos lógicos aparece una figura enigmática. La Fiscal General de la República fue ratificada en diciembre de 2014 sin cumplir con los extremos constitucionales, apoyada por el vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, que en ese momento era presidente de la Asamblea Nacional, para contrarrestar la influencia de Cilia Flores, compañera sentimental de Nicolás Maduro.
Desde siempre militante de partidos de extrema izquierda, la Fiscal General tuvo participación directa en el absurdo juicio que se le siguió al líder opositor Leopoldo López con el que se le acusó y se le condenó a trece años de prisión por dar un discurso en 2014. Ella hizo que se condenara a un líder opositor, achacándole los opositores muertos, que fueron asesinados por agentes policiales, militares o paramilitares del gobierno. Como se puede ver, Luisa Ortega Díaz no puede ser ubicada como una ficha de la oposición democrática. Y hete aquí que esta dama es quien denuncia la ruptura del hilo constitucional. Junto con el del presidente actual de la Asamblea Nacional, quien rompe las sentencias frente al mismo Tribunal Supremo de Justicia que había perpetrado el golpe de Estado, son los dos actos que desencadenan la insurrección popular en curso. Pero si bien el acto del presidente de la Asamblea Nacional fue extraño dado su talante moderado, con el que se ha ganado insultos por parte de la oposición radical, el ratón en el ballet lo puso la Fiscal General. Y no se detuvo allí. Con cada una de las pocas intervenciones que ha tenido en casi sesenta días de protestas, se aleja más del consorcio discursivo, partidario y de negocios que maneja todos los resortes del Estado. Mientras que en la oposición unos la aplauden y otros sospechan, en el campo del chavismo primero intentaron hacerla volver al redil pero ahora se enfurecen cada vez más. Diosdado Cabello la tilda de traidora sin ningún tapujo y pide perdón por haberla promocionado, Elías Jaua, quien preside la horripilante comisión que se armó para destruir “la mejor constitución del mundo” dice que “la república no soporta un Ministerio Público como ese” y el sistema de medios públicos no transmite sus declaraciones, que quedan para Periscope, Facebook y Twitter, como si se tratara de cualquier dirigente de la oposición. La carta con la cual declina participar de ese esperpento constituyente nos da algunas claves. En primer lugar dice que es inconveniente tratar de cambiar la forma del Estado en medio de “la crisis indudable y sin precedentes que atraviesa el país”, separándose de la retórica de la guerra económica y de la supuesta conspiración de la derecha y el imperialismo. Luego añade que esa constitución de 1999 transitó un referéndum para convocar una Asamblea Constituyente, cuyos miembros fueron elegidos por elecciones directas, secretas y universales y fue coronada con un referéndum aprobatorio. Todo eso falta en las bases comiciales “corporativas” de la actual. Pero la perla de su acto la encontramos cuando dice que “La constitución de 1999 es inmejorable, además de ser el mayor legado del presidente Hugo Chávez”. Desde su muerte el chavismo se apresuró a pregonar por todos lados que “Chávez vive”, embalsamaron su cuerpo, y declararon a Nicolás Maduro como “su hijo”. La operación de dar al padre por muerto, que su legado sea la letra “inmejorable” de la constitución de 1999, y no el capricho despótico con el cual el “hijo” se identifica con él, pudo haber augurado algún futuro a este movimiento político. La dama entonces no fue que cambió de blanca a negra, sino que se ubicó a un lado del tablero y desde ahí opera como un tercero que sostiene el lugar vacío de la ley. Esto es imposible de soportar para un discurso según el cual la ley es una coartada de fuerzas inmanentes de la historia, en una pugna que se dirime en términos de absolutos teleológicos. La movida de la Asamblea Constituyente les está ́ saliendo muy cara en términos de apoyo popular y de cohesión interna. Después de machacar durante años sobre ese fetiche que era el librito azul que el “Comandante Eterno” siempre llevaba en el bolsillo de la camisa, al lado del corazón, ahora resulta que no era más que un “gran adelanto” y que la nueva constituyente del “hijo” es lo que realmente el padre hubiera querido. El problema es que esa constitución no sólo es legítima sino que es amada por todo el mundo. La oposición terminó por aceptarla y tomarla como bandera frente al poder omnímodo del padre y del hijo y el chavismo la ama como “el mayor legado” de aquel. La Fiscal General es ahora objeto de improperios por el aparato de propaganda del Estado, marchas chavistas en su contra y acusaciones por parte de los militares que están siendo investigados por la policía judicial a su cargo por los abusos de toda clase que cometen a diario contra los manifestantes. Ella desnuda la voluntad traidora del hijo en relación con el padre, que no quiere ir más allá de él, sino que quiere ocupar su lugar de amo absoluto. Siempre me pareció enigmático eso que Lacan dice de que un neurótico desea un padre muerto. Pero ese enigma tal vez pueda aclararme la posición de la Fiscal General. Tal vez para ella hace falta fijar el deseo de este padre por lo dichos según los cuales trató de hacer avanzar la democracia y no por los múltiples abusos e infidelidades con respecto a su propio “legado” y de los cuales “el hijo” no es más que la desastrosa comedia. ¿Hay tiempo? Los militares son una caja negra. Si se mantienen unidos al lado de Nicolás Maduro, vienen años de dictadura y de insurrecciones que ya no serán de jóvenes con escudos de cartón lanzando piedras en la autopista. Si los militares se dividen por la operación de la Asamblea Constituyente, tal vez nos desbarranquemos hacia una guerra civil. Pero paradójicamente este escenario de división de las fuerzas armadas es el que abre la posibilidad de una negociación realista que incluya por fin a esa parte de la población que nunca formó parte del proyecto chavista, y que ha crecido hasta romper en pedazos la lógica de la polarización social y política. La dama por su parte abre un campo nuevo. El de aquellos miembros del funcionariado chavista que no quieren abandonar “el legado” y que por sus efectos deletéreos no lo identifican más con el despotismo del “hijo”. Gustavo Zapata En este momento me puede resultar más fácil precisar las coordenadas y alcances del concepto de sinthome en Lacan, que responder esta pregunta satisfactoriamente para mí y para quien me la formule.
No es un gag, solamente. Así de difícil resulta para un venezolano en este momento situar las coordenadas de esto que ya no es una crisis sino la eclosión de un horror, agazapado por años en la intención de un Amo que había sabido escamotear su ferocidad y maldad presentando su faz de “necesidad histórica” y adalid de “esa, otra, izquierda latinoamericana” (proveniente del inefable Foro de Sao Paulo), que ahíto ya de la riqueza fácil obtenida por el dinero negro proveniente de sus diferentes “negocios” (narcotráfico, corrupción, mercado negro, etc.), ha decidido mantenerse a sangre y fuego en el poder, visto el rechazo expresado por el “pueblo” en las elecciones del 2015, para desbloquear el siguiente nivel de su plan: un Estado corporativista que sirva de fachada para una camarilla delincuencial que amparada en la realización de una utopía comunista, legitima su acción depredadora con una Asamblea Nacional Constituyente espuria, liquidando en el mismo movimiento los valores republicanos más importantes: la soberanía popular, la participación y los derechos civiles, la democracia y la libertad ciudadana. En el curso de esta semana que transcurrió desde mi última actualización, dos elementos significativos y que al mismo tiempo pasaron un poco desapercibidos, ilustran bastante bien la dificultad para nombrar esto. La Fiscal General de la República, garante de la legalidad y el Estado de derecho en Venezuela, ha estado dando una serie de pasos deslindándose de la convocatoria espuria de Maduro y de los desmanes del gobierno. Sus últimas apariciones han sido para insistir que la constituyente es inconstitucional e inconveniente, y ha accionado judicialmente frente a lo que ha considerado excesos, sin importar que se trate de personal de seguridad del gobierno o civiles de la oposición (sí, ha habido incidentes lamentables generados por la oposición en el fragor de la contienda). Sin embargo, su condición de ser quien detenta el monopolio de la acción penal en el país la coloca en posición de hacer algo más que declarar la ruptura del orden constitucional, y no lo hace. Tiene el arma humeante en la mesa y sabe quién accionó el gatillo, pero... Eso hace que sea vista con suspicacia por la oposición. Pero al mismo tiempo, del lado del partido de Maduro, hay un ataque sistemático que comenzó con una declaración del presidente de la Comisión Presidencial para la Constituyente, Elías Jaua, indicando que la de la Fiscal era “una opinión política más” (http://bit.ly/2s4zn3u), pasando por otra del ex Fiscal Isaías Rodríguez (recordado por haber sido vicepresidente de Hugo Chávez antes de ser Fiscal, y por ser muy mal poeta), que dijo que temía que “la Fiscal hubiera caído en las redes de los contrarrevolucionarios” (http://bit.ly/2rBnWyC), hasta la estrambótica monserga de Pedro Carreño (un militar golpista compañero de Chávez, muy conocido por su rotunda afirmación de que Vladimiro Montesinos, de infausta recordación para los latinoamericanos, había sido asesinado por la Armada peruana, dos días antes de que fuera apresado y deportado de Venezuela por el gobierno de Chávez) afirmando con absoluta convicción que había “sobradas manifestaciones de insania mental” en la Fiscal, que se había convertido en “vocera política de la oposición violenta” y que iba a solicitar al TSJ “una junta médica para la evaluación de esta señora” (http://bit.ly/2rVDVsb). Los chavistas de a pie la llaman “traidora”, “vendida” y así ́. Lo que se ve acá es la lógica del pensamiento de “esa, otra, izquierda latinoamericana”, a saber: si no piensas como yo, estás manipulado por fuerzas oscuras del imperialismo que solo quieren acabar con nuestra (inserte acá su palabra favorita: revolución, proceso, sueño...). Creo que los colegas de otros países de Latinoamérica que se encuentran o encontraban en la órbita del “socialismo del siglo XXI” podrán reconocer fácilmente lo que comento. La Fiscal está haciendo su trabajo, aporta elementos jurídicos y criminalísticos sólidos que soportan sus afirmaciones, sin estridencias y sin propaganda. Pero eso la hace reo de sospecha, junto a la ingente mayoría de los venezolanos que se oponen al pensamiento únicos (incluyéndome, claro). Y no es la primera vez que este régimen, en su afán de llevarnos al siglo diecinueve, utiliza como arma arrojadiza la salud mental. Casi desde el principio mismo del régimen de Chávez, la nomenclatura de la izquierda totalitaria que gobierna Venezuela sueña con un mecanismo al más puro estilo de la lettre de cachet del ancien régime francés, que les permita declarar la alienación del que piensa distinto y proceder a su confinamiento definitivo. Hace ocho años logramos detener un proyecto de Ley de Salud Mental que consagraba un mecanismo de ese tipo, pero se ve que aún no han renunciado al tema. De hecho, utilizando la justicia militar, han convertido al Helicoide en nuestra Bastilla, allí van a parar todos que son declarados terroristas por protestar y pensar distinto. El otro acontecimiento está vinculado al video de Leopoldo López virilizado después de la visita que le hiciera Rodríguez Zapatero en la cárcel militar en la que está preso (http://bit.ly/2r2wsbC). Fue supervisada por los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez, Canciller y Alcalde de Caracas respectivamente. Al día siguiente, su esposa, Lilian Tintori, aseguró que a Leopoldo López le había sido ofrecida casa por cárcel si “apagaba la calle”, cosa que según ella, él rechazó en redondo (http://bit.ly/2swwllC); horas después, Jorge Rodríguez en un programa de televisión que conduce en el canal del régimen, afirma que López si quería casa por cárcel pero que Tintori no lo dejó, “quien sabe con qué fines”, interrumpiendo un “proceso de negociación impulsado por el Jefe de Estado” (http://bit.ly/2r6Jik8). Jorge Rodríguez, además de todas las insignias que porta como miembro de la nomenclatura del régimen, fue el artífice del gerrymandering que mantuvo la ficción de que el chavismo siempre fue mayoría cuando estuvo al frente del CNE, y es, además, psiquiatra, formado en el Hospital Clínico Universitario, y en algún momento, analizante, de hecho el programa de marras se llama La política en el diván, y desde allí utiliza vilmente la psiquiatría y el psicoanálisis para caracterizar e insultar a la oposición. Su actuación pública desde la llegada del chavismo al poder ha probado de sobra el principio de Lacan según el cual “el débil, sometido al psicoanálisis, siempre se vuelve un canalla”. Está claro entonces que pensar con libertad no es opción si avanzamos a la consolidación de un Estado de esta naturaleza, y consecuentemente el psicoanálisis no puede existir, y no hay cabida para el psicoanalista. ¿Qué significa esto? Un breve rodeo. Hay un hito fundamental para mi formación como psicoanalista fácilmente situable. Un pequeño escrito de Miquel Bassols de 1996: ¿Con qué se identifica usted? Andando por ese desierto que conlleva el atravesamiento del fantasma y la caída del andamiaje de identificaciones (incluyendo la del psicoanalista como salvador), este texto vino a representar para mí un punto de inflexión que relanzó mi trabajo analizante y convirtió la Escuela y la AMP en una realidad libidinal efectiva y concreta para mí, porque sentí que podía pensar con libertad. Por esa razón y no otra, elegí el psicoanálisis como único oficio para mi vida hasta hoy, asumiendo el estilo de vida en el que desemboca. Luego de la crisis de la Escuela del Campo Freudiano de Caracas y su binarización, trabajé intensamente en hacer existir la Escuela y el psicoanálisis de orientación lacaniana en la ciudad, siempre con las dificultades de un binario que se revelaría unos años después un obstáculo formidable que solo un acto decidido podía sortear. Volví a sentir que no podía pensar con libertad. Sin embargo, liberado de la trampa de las identificaciones masifiantes en mi análisis, participé con mis compañeros de ambos grupos en dar forma y producir ese acto que nos ha puesto de nuevo en el trabajo fecundo de una Escuela de Lacan. Llegado el 2014, con el estallido de la crisis política en mi país, junto a mis compañeros, traté de transmitir el horror de lo que se nos venía encima, pero todo cayó en un agujero negro inexplicable para mi. Básicamente, no entendí que hubiera en la AMP una “izquierda lacaniana” que trajera al interior de la Escuela esta obscenidad de un binario segregativo (y créanme si les digo que los caraqueños tenemos algo de experiencia con respecto al estrago de la binarización segregativa...), pues una “izquierda lacaniana” hace existir una “derecha lacaniana”, hasta que estalle la trampa identificatoria y exista la “centro izquierda”, el “centro”, la “centro derecha” y así hasta completar los círculos del Infierno. Quiero decir, llegó un momento (otra vez) que sentí que no podía pensar con libertad. Pero lo peor fue constatar que en lugar de entender la obviedad de que se trataba de una confrontación izquierda totalitaria versus república, se embozaba una coartada salvadora para el “socialismo del siglo XXI” bajo la pudorosa expresión “La situación venezolana es compleja”, y con eso se despachaba rápidamente el escrúpulo y se podía seguir mirando a otro lado sin remordimientos. Afortunadamente, mis compañeros de la Sede y yo logramos bien-decir lo que se juega para nosotros en esta lucha desigual y llamamos la atención de nuestra AMP. Y Jacques-Alain Miller, a partir de la valerosa acción de los colegas de la ECF frente al ascenso del fascismo del FN, con la finura que lo caracteriza, da con una fórmula preciosa que recorta con precisión el papel y el lugar del psicoanalista en la política y de la política en la institución analítica, y nos lo explica en detalle en la Conversación de Madrid. Por enésima vez, gracias, Jacques-Alain, pues desde ese día de la Conversación de Madrid, sentí que podía de nuevo pensar con libertad. PS.: Mientras termino de redactar estas líneas, me entero que las marchas de la oposición están siendo reprimidas con ferocidad y sin clemencia en los puntos mismos de concentración desde muy temprano. No les han dejado ni siquiera agruparse (http://bit.ly/2qXJuTn) incluso muy cerca de nuestro local (http://bit.ly/2rCu5eh), lo cual me hace temer por mis amigos y compañeros que marchan (Diana, Julieta, Hilema, Gisela, Cristina, Sergio, Ramón y tantos otros) y me obliga a suspender de nuevo mis seminarios en la Escuela. Al mismo tiempo Elías Jaua, presidente de la comisión presidencial para la constituyente declara esta joya: “Los hijos del pueblo tienen vocación de poder”, por lo que manifestó que cuando les toque “entregar el Poder en “2030” será a los jóvenes, “hijos de los campesinos y obreros” (http://bit.ly/2r6W3uX). Este conspicuo personaje encabeza un thinktank chavista que pagó y paga a Monedero, Iglesias y Serrano por “asesorías” cientos de miles de euros, en el que se ha diseñado esta tragedia, llamado Frente Francisco de Miranda (irónicamente, el venezolano más liberal y republicano de nuestra historia, para mi gusto, aún más que Simón Bolívar); el comandante de la Guardia Nacional (responsable de la represión) amenaza a los ciudadanos (http://bit.ly/2qXCfef), en Maracaibo un militar retiene equipos periodísticos (esto es un nuevo patrón, desde hace días el régimen se ha enseñado con la prensa libre e independiente, los roban y maltratan sistemáticamente porque quieren detener a toda costa la documentación de sus desmanes) (http://bit.ly/2sgVqnd), y un importante dirigente del partido de Maduro suelta esta maravilla: “La única manera de no perder los beneficios del Gobierno es participar en la ANC” (http://bit.ly/2rWK4UL), el mismo chantaje populista de siempre, “Después de mí ́, la hecatombe”. La Fiscal General por su parte, esa enigmática dama que quería un padre muerto, sigue desmontando la narrativa del gobierno que pretende criminalizar la protesta de la oposición (http://bit.ly/2rWLFtJ). ¿Quedará aún alguna duda de que estamos a poco más de 40 días de la instalación y consolidación de un Estado Comunal totalitario corporativista impuesto a sangre y fuego por una camarilla de canallas, o todavía estamos en una situación compleja? Gerardo Réquiz Si el juego democrático se mantuviera en Venezuela habría una salida inmediata ante la crisis sin precedentes que vive el país. Mediante elecciones libres, directas y secretas se podría sustituir al actual gobierno. Solución segura si efectivamente vamos a elecciones puesto que más del setenta por ciento de la población desaprueba la gestión de Maduro.
Pero significaría la salida del chavismo del poder. Ellos lo saben. Por esa razón, ni por asomo, el régimen permitiría un conteo en las urnas. En su lugar preparan una Constituyente ilegal e ilegítima. Con esa maniobra Maduro intenta transformar el orden democrático en un Estado de facto sin garantías constitucionales. Con ella vendrían unas pseudoelecciones en las cuales sólo votarían algunas minorías no representativas cuyo resultado sería la instalación de un Estado Comunal, con diversas consecuencias que se traducirían en la eliminación total de las libertades democráticas junto con la transformación del ordenamiento jurídico y político de la nación. En fin, la muerte de lo poco que queda de República, pero que les garantizaría la permanencia en el poder. ¿Acaso se aferran a él porque temen perder la revolución bolivariana? Eso es lo que intentan transmitir a la población. Pero no, el saqueo de la nación, el desabastecimiento generalizado de comida y medicamentos, la inseguridad, la represión y muerte de manifestantes de la oposición han llegado a tal extremo que el mayor miedo de los altos funcionarios del gobierno no es a la pérdida de su revolución, que nunca lo fue, sino a la justicia internacional. Existe documentación que comprueba la participación de cada uno de los que se han enriquecido a expensas de las arcas del Estado, de sus conexiones y negocios con el narcotráfico, del blanqueo de dinero, y con expedientes abiertos de delitos de lesa humanidad. Tienen, por consiguiente, que afianzarse en el poder o buscar un arreglo donde negocien impunidad. La impunidad es el tema precioso de esta negociación. Saben que salir del gobierno los expone a la cárcel dentro o fuera de Venezuela. Por eso esconden el verdadero motivo de su apego al poder bajo el eslogan “Nunca volverán”, haciendo ver que no hay patria sin la revolución y que sacrificarla en las urnas electorales pondría a la odiada oligarquía de la llamada Cuarta República al mando del país. Este no es un gobierno de izquierda ni de derecha, es un populismo anarquizado. A Venezuela la gobierna un “ordinariato”, sin mentes preclaras que no dan pie con bola en la gerencia del país. Aquí prácticamente nada funciona. Venezuela está a la deriva, como dice el sociólogo Tulio Hernández. Entonces, la exaltación que hace la propaganda del Estado de un gobierno de izquierda con un presidente obrero a la cabeza, no deja de ser una fachada idealizada para que los seguidores del régimen cristalicen una identidad que los agrupa bajo la lógica de la fraternidad con todas sus secuelas de segregación y privilegios de casta. El chavismo no es un bloque homogéneo. Aunque tratan de esconderlo tiene fisuras. Internamente pasan cosas de las que algo se sabe, y que emergen como la punta de un iceberg. La resistencia activa, con la población en rebeldía protestando en las calles, apuesta a profundizar esas fisuras y alentar las disidencias de modo que sectores descontentos del chavismo impidan la Constituyente. Porque hay que ser realista, en el escenario de una Constituyente la oposición no podrá sacar a Maduro. Pero un peligro mayor acecha. Del círculo del madurismo, o de algún ala de extrema derecha de los militares, puede surgir un oscuro caudillo, del mismo cuño que Videla o Pinochet, que se alce con el poder y encarne el mito del “gendarme necesario” para ordenar el “bochinche” venezolano y subsumir el país en una tiranía del terror. Un ruido de fondo hace temer esta salida. José Gregorio Domínguez Salvador Dalí[1] elevaba la cretinización como máxima solución del mundo; destacando su papel desmoralizador de las élites intelectuales, a quienes concedía un poder desestabilizador. "¡El pueblo que vaya a misa!". Detrás de estas, en apariencia disparatadas elucubraciones, quizás se esconde una sarcástica interpretación sobre el amo en nuestra época.
Una lectura sobre el acontecer político venezolano permitiría situar un recorrido que va de la asonada militar de Hugo Chávez en el año 92; pasando por su elección presidencial en el 98; desembocando en el gobierno de su sucesor, Nicolás Maduro. Los acontecimientos del año 92, en tanto intento de hacerse con el poder mediante la fuerza, permiten situar al chavismo del lado del amo tradicional. Pero, su tránsito a lo electoral devela, en mi opinión, lo que Miller[2] ha situado como la época del saber amo. Chávez encarnó, para algunos, una visión aligerada del amo, cuyo discurso se sostenía en el ideal de un saber sobre la emancipación. No deja de sorprender que a la luz de los acontecimientos, algunos intelectuales se nieguen a la evidencia de sus devastadores efectos. Revestidos de la legitimidad de un discurso antineoliberal y de declamativos cantos libertarios; ignoran que sirven a un amo que oscila entre velar el elemento de coacción, por un lado; y el ejercicio de la violencia directa por otro. Todo intento de enfrentar a este amo tiránico, corre el riesgo de quedar desprestigiado, ya que el amo se ha apropiado del discurso emancipatorio. ¿Qué mejor manera de borrar cualquier intento de rebelión, que convertir, por adelantado, su discurso en algo hueco? ¿Cómo liberarse del yugo del amo, precisamente cuando el agente del discurso emancipatorio es este amo obsceno?. La cretinización parece surtir efecto, y tanto las masas como los intelectuales van a misa; colocando su líbido en insulsas disertaciones ideológicas que no son más que una trampa que disfraza al lobo de cordero. Ya Miller advertía que cuando el saber, S2, ocupa el lugar del significante amo, S1, tendemos a pensar "que quienes ocupan el lugar de amo son más bien […] antiguos esclavos emancipados"[3]; quedando enmascarado que el dominio que ejerce ese saber apunta a un elemento de goce (S2-a). Los libertarios devienen censores. Transgredir lo políticamente correcto se convierte en slogan. Quedarse dentro de sus márgenes no oferta subversión alguna. Es una trampa doble. El discurso que otrora se ofreciera como solución, queda reducido a lo que Lacan llamaba un credo de tonterías. La globalización ha hecho estallar las fronteras. Algunos quieren volver al status quo ante, reinstaurando sus fronteras nacionales (el Brexit) o levantando muros (Trump). El capital ya no responde a la estricta localización de los medios de producción. Hoy, empresas como Microsoft o la FIFA, con sedes en muchos países, manejan recursos superiores a los de muchas naciones; y Rusia o China, otrora símbolos de las revoluciones socialistas han terminado convertidos en paladines de un neoliberalismo que no oculta su carácter represor. El comunismo devino la mejor garantía para el capitalismo. Su anunciado fracaso, la justificación de la derecha. Allí donde el patrono usufructuaba el trabajo del obrero; el capitalismo de hoy, disfrazado de populista y adornado por los semblantes libertarios, se apropia de la riqueza de las naciones. No sólo se apropia del trabajo de la gente (de la diferencia entre el valor de su trabajo y su salario); sino de su trabajo acumulado, de sus ahorros. Basta para ello con facilitar el desplome de enormes entidades financieras, o recurrir a las más tradicionales formas de devaluación monetaria. ¡Y se quedan con los ahorros de toda una vida! Venezuela ha sido escenario de todas estas maniobras. No han sido vanos errores del gobierno; sino el producto de un plan hábilmente diseñado, y así ha sido reconocido por funcionarios del más alto nivel; quienes hacen del empobrecimiento del pueblo un recurso para sostenerse en el poder. La mayor bonanza petrolera de nuestra historia ha sido dilapidada en manos de multinacionales y derrochada en el financiamiento de partidos y gobiernos alineados ideológicamente; despilfarrada en corruptas inversiones privadas de la boliburguesía; dilapidada por un gobierno que cuenta con la hegemonía de las importaciones, que ha destruido la mayor parte del aparato productivo nacional y que detenta el monopolio del control de las divisas. Se han denunciados vínculos de altos funcionarios y sus familiares con el narcotráfico, el lavado de dinero, el financiamiento del terrorismo y otras actividades delictivas. Por su parte, el pueblo ha sido miserablemente sometido a la escasez de los más elementales insumos (con grandes colectivos buscando comida entre la basura), sometidos a una gravísima situación de inseguridad personal, donde los medios de comunicación han sido fagocitados por el gobierno o acosados sistemáticamente, y donde la población es constantemente sometida a mecanismos de control social. Para colmo, no sólo se le niegan a los ciudadanos sus derechos electorales, se persigue a la disidencia y se reprimen ferozmente las protestas, sino que se desconoce la voluntad popular al usurparse las funciones de la Asamblea Nacional. Respaldo plenamente el comunicado hecho por la AMP, al no convertirse en cómplice silente. El psicoanálisis es una práctica cuya subversión estriba en la emergencia de lo singular. Pero el amo prefiere la uniformización de los cretinos. He allí, en mi opinión, el peligro para nuestra práctica y para nuestra Escuela. [1] Antonio D. Olano (1975). "Dalí, secreto". Barcelona, España: Círculo de lectores. [2] Jacques Alain Miller (2013). "Piezas sueltas". Buenos Aires, Argentina: Paidós (pp. 98) [3] Op cit (pp. 97) María Auxiliadora Rodríguez Hace casi 6 años me pronunciaba activamente ante el encarcelamiento de la psicoanalista siria Rafah Nached. No sabía quién era, pero el llamado que hizo J.A. Miller resonó en mí y me atreví a escribir algunas líneas, además de participar con mucho ahínco en todo lo que se desarrolló por las redes sociales. Vale decir que la Siria de ese momento no era la actual, pero ya algo se vislumbraba de este campo de horror, angustia y muerte que hoy se vive. Era un texto breve donde me preguntaba por la práctica psicoanalítica bajo gobiernos autoritarios. Aquí un fragmento:
“El psicoanálisis no busca hacer mera denuncia del Amo, pero sí el espacio para cuestionarlo, no desde la indignación y la queja sino desde aquellos lugares en donde se admite un sujeto, donde hay espacio para uno por uno, donde podemos dialogar con aquello con lo que no comulgamos pero que admite ser discutido. En su esfuerzo de 26 años de compromiso con el psicoanálisis en Siria, Rafah Nached finalmente fue encarcelada, no sabemos qué sucederá con ella que apostó a este otro discurso, pero lo que sí sabemos es que es una advertencia para aquellos que estamos inmersos en una sociedad globalizada que no apuesta al futuro de la existencia del sujeto.” Recuerdo claramente que un colega me dijo que había sido valiente al publicar dicho texto, que en la Venezuela de ese momento (2011) podía convertirme en objeto de sospecha, más aún trabajando en una institución del Estado, sonreí tímidamente y respondí “algo hay que decir más allá del miedo”. Los años pasaron y Siria se convirtió en una gran pesadilla y en mi país lo siniestro se ha apoderado de nuestras vidas. Podría dilatarme con ejemplos como “se sabe que uno sale de casa, pero no si se llega”, “se está haciendo de noche, tenemos que irnos” o “avísame cuando llegues”. Pero realmente quiero hablar de mi lugar en la ciudad. Tengo muchos años trabajando en instituciones públicas, hospitales, centros de atención, espacios donde acuden las personas de menos recursos, me desplazo en autobuses, en metro, camino… y oigo, oigo mucho. Quejas, tristeza, sacrificios, interrogantes. Veo miradas vacías, rostros de hambre, cuerpos desgastados. Prevalece “ya veremos, hay que resolver para hoy”. Intento sostener mi práctica y ellos hacen un esfuerzo más para pensarse y pensar en sus hijos más allá del horror, logran hacerse de un síntoma, hablar más allá de la queja. Me pregunto hasta cuándo, y me refiero hasta cuándo estos síntomas de los que se vale el discurso analítico para que surja algo del ser hablante, cuánto tiempo tardarán en ser tapados por eso que viene de lo real, hambre, desnutrición, enfermedades que se habían erradicado (tuberculosis, lepra, viruela, malaria). Porque con lo real de la violencia he aprendido a hacer - asesinatos, violaciones, pérdidas irreparables, secuestros -, sí que encuentran un lugar en la escucha. Pero qué hacer con alguien que no logra articular un pensamiento porque lleva días sin comer. Continúo oyendo: “esto no puede seguir así, aquí tiene que pasar algo”. Mis pacientes en el hospital no pertenecen a partidos políticos, no hablan de polarización, no son élites ni “enchufados”, son sujetos del sufrimiento. Y vuelve a mi mente la advertencia de mi colega que ya no me suena tan exagerada aunque si alarmista… me cuido más de lo que digo en mi sitio de trabajo, es un ambiente de sospecha y desconfianza entre los que laboramos en el centro, resuenan los suspiros… Mi silencio no es silencio cómplice, es el silencio que permite el ejercicio de subversión del acto analítico en espacios cada vez más restringidos. Ahora no hablaré de mi práctica privada, de la demanda de aquellos que pueden pagar, sólo diré que muchos acuden entre el horror y las partidas. Y finalmente algo sucedió, una transgresión que sobrepasó a las transgresiones a las que nos habíamos habituado, rompimiento del orden constitucional, violación de la ley de forma descarada, actuación que no puede ser reparada. Nuevamente oigo: “ahora sí metieron la pata” “¡Qué descaro!” Y luego la posibilidad del acto, la gente sigue en la calle, a pesar de las bombas lacrimógenas, represiones, torturas, muertes y abusos de toda índole. Algo está pasando. Nos planteamos a lo interno de la Sede solicitar el apoyo de las instancias de la AMP. De la demanda surgió un síntoma, síntoma que también hace eco de la situación global, de los absolutos, del Amo. Y así como ante la crisis los consultorios permiten a cada uno, uno por uno, en lo privado y en lo público, hacer de la demanda un síntoma que permita el surgimiento de un sujeto más allá del horror, dando paso al acto analítico; de esta misma forma nos ha respondido la AMP al hacer de esto una pregunta, un debate que rompa con lo imaginario que plaga la situación y que tantas veces hace tambalear al discurso analítico. Oriele Benavides Durante los últimos años de la historia de este país nos hemos acostumbrado a la profusión de interpretaciones. Si algo ha caracterizado el convulso y reciente devenir político, social y cultural venezolanos, es la ruptura del relato más o menos monocorde de una historia oficial que el Estado lograba emitir con mayor o menor autoridad (o autoritarismo), a la escisión en (al menos) dos relatos simétricos en su vocación totalizante y en su rivalidad exegética. Esta especie de discursividad social bifronte se dedicó a revisitar aspectos del pasado, reciente y remoto, proyectando en este pasado las miradas producidas por y desde la polarización para aportar sus propias lecturas sobre la historia nacional, en lo que en definitiva se puede considerar un esfuerzo por otorgar, legitimar o construir la incierta genealogía de lo que hemos estado viviendo en un presente que resulta, mucho más a menudo de lo deseable, insoportable. Este sistemático apaciguamiento por un sentido más o menos cerrado ocurre en todos los niveles y vuelca sus energías hacia el futuro: vocerías políticas de primera, segunda y tercera línea, redes sociales, conversaciones cotidianas, medios nacionales e internacionales, producción académica… en fin: toda la trama verbal del país parece comprometida en esa ecuación en la que no obstante y como es de esperarse algunos han sabido dejar la estela de su singularidad en los espacios que ocupan. Sin embargo, ante cada acontecimiento, es inevitable ver dos versiones, dos interpretaciones, dos caracterizaciones de personajes y de móviles, dos decorados, incluso dos libretos distintos para la misma situación enunciativa. Esta proliferación permanente y dicotómica de historias incompatibles, esta encarnizada lucha por la hegemonía del discurso es uno de los síntomas más llamativos de la polarización y de las formas en que se corporeiza en lo cotidiano sus efectos antagónicos. O quizás sea la polarización en sí misma: el Uno del Partido Socialista Unido de Venezuela, pero también el Uno de la Mesa de la Unidad[1].
¿Qué significa defender el psicoanálisis en este contexto? Al toparme con el primer comunicado de la NEL Caracas no pude dejar de pensar en la continuidad con que hemos estado afrontando el tramado agobiante de nuestra contemporaneidad. Algo de esa polarización quedó registrado, me pareció, en la medida en que el relato en el que se insertaba correspondía, voluntaria o involuntariamente, a ciertas narrativas que preferiría no cuestionar acá, pero que sin duda alguna no son las únicas que cuentan qué ha sido de nosotros. Ni que queremos que sea. Las diferencias son demasiadas, y hasta ahora no habían sido un impedimento para sentir en la Escuela un cierto lugar de excepción en el que la producción de algo verdadero estaba en juego. En Caracas se trabaja, y se trabaja por el psicoanálisis, y ese trabajo ha producido sus efectos de transferencia como algunos analistas han puesto de manifiesto en otros escritos de esta discusión, y como yo misma lo he constatado con alegría. Sin embargo, sí encuentro en la identificación con una de estas narrativas un pequeño escollo a la continuidad con mi transferencia (motivo certero de algunas sesiones de diván y, con suerte, de elaboraciones más sofisticadas que esto que presento hoy). Una declinación de esta precarización que hemos vivido los venezolanos en tiene que ver con la desaparición de la especificidad de los espacios, o de la inundación de la política y de sus significantes amo: como metalenguaje, como último lugar de la interpelación y de las identificaciones. “Populismo”, “autoritarismo”, “represión”, “libertad de expresión”, “democracia”, “dictadura”, “ideológico”, se ejercen y se perpetran (diría Borges) como términos últimos de un discurrir que no admite contestación. Se habla, desde los primeros pronunciamientos de la Escuela, de la caída de los semblantes que revelan un real, aquel del Uno totalitario que ordena en última instancia la política. Nos preguntamos si ese real social es ese Uno, o si ese real quizás sea también, nuevamente y en estos días de protestas masivas, la emergencia de los cuerpos singulares cuyas demandas el chavismo supo alojar de alguna u otra manera, con resultados electorales contundentes hasta hace muy poco. O si se trata del real de la brutal plusvalía extractivista, que hace aguas como nunca, y cuya intensificación sin cuestionamiento constituye, por cierto, el núcleo de la propuesta económica de los tres principales programas de gobierno presentados a escrutinio en las últimas elecciones presidenciales. Venezuela ha sido, por mucho tiempo, el único país monoexportador de petróleo con elecciones, lo cual ha permitido a la oposición ganar Asamblea Nacional recientemente, así como alcaldías y gobernaciones en diversas oportunidades. Esta excepcionalidad (la mera existencia de un sistema electoral, polarizado con poco o nulo espacio para partidos minoritarios, pero existente al fin) respecto a países de estructura económica similar, habla sobre aquello que nos determina, aunque no de forma unívoca. Esperemos, no obstante, que esta rareza, es decir, la posibilidad electoral, siga siendo una de las características distintivas de este país latinoamericano y petrolero. Me pregunto, en tanto analizante, si la especificidad del discurso analítico no está en juego también en esta puntuación hecha por una escuela en la que muchos hemos colocado la esperanza de una continuidad por un relato distinto, futuro, una vez más acosado por su propia imposibilidad. Si bien aprendemos en la escuela y en el análisis que no hay “buen vivir”, quienes nos acercamos a este espacio confiamos en poder encontrar en el psicoanálisis de orientación lacaniana algunas herramientas que nos permitan construir la dignidad de una política un poco menos tonta. [Oriele Benavides. Estudiante del tercer año del CID Nel sede Caracas, Sección Clínica Caracas.] [1] Nombres de las dos coaliciones mayoritarias enfrentadas en el terreno electoral. Agnès Aflalo La dernière crise au Venezuela commence lorsque, fin 2015, le président Nicolás Maduro refuse la défaite de son parti aux élections législatives. En effet, pour la première fois depuis dix sept ans, l’électorat chaviste[i] donne la victoire à l’opposition. Mais depuis mars dernier, les manœuvres de Maduro s’accélèrent. Il entend en effet imposer un nouveau changement de constitution pour rester à la tête du pays. L’opposition est vent debout contre ce nouveau déni de démocratie. Des manifestations de grande ampleur secouent le pays déjà touché par une profonde crise économique. Et la répression sanglante ne décourage plus l’expression populaire du désir de changement de régime. Mais Maduro s’entête. Les diverses médiations, dont celle du pape, échouent[ii]. La crise surprend l’opinion. Pourtant deux décennies de chavisme ont déjà rodé ce scénario répétitif inscrit dans le socialisme du XXIe siècle.
Le socialisme du XXIe siècle En effet, lorsqu’il arrive au pouvoir au Venezuela, en 1998, Chavez instaure la « Révolution bolivarienne ». Le but avoué est d’obtenir « une indépendance économique du Venezuela, avec une distribution équitable des revenus pour en finir avec la corruption du pays ». Mais dans les faits, un autre but moins avouable s’est dévoilé, celui de garder le pouvoir. Chavez a multiplié les atteintes à l’État de droit pour conforter la dérive autoritaire du régime. Le socialisme du XXIe siècle, qu’il a mis au point, lui sert de propagande pour la conquête d’une base électorale « populaire » fabriquée sur mesure. Ensuite, référendums et élections ouvrent la possibilité d’une convocation de l’Assemblée constituante chargée de défaire l’État de droit[iii]. C’est ainsi que Chavez obtient, entre autres, le renouvellement continu de ses mandats depuis sa première élection, en 1998, jusqu’à sa mort, en 2013[iv]. « La démocratie populaire participative », servante du régime populiste, remplace ainsi la démocratie représentative et les libertés de l’État de droit. La realpolitik commande une adaptation locale du socialisme marxiste. Chavez enracine donc le sien dans les particularités nationales et régionales. Il y puise l’idéologie et la croyance dont il a besoin pour fabriquer la base électorale nécessaire à ses réélections. Trois figures donnent vie à l’idéologie du libérateur : Simon Bolivar et son mentor Simon Rodriguez, ainsi que le vénézuélien Ezéquiel Zamora, dit « général du peuple souverain ». Cette spéculation sur l’idéal libérateur précipite l’identification massive à l’idole populaire de chacun de ceux qui sont délaissés par un capitalisme libéral sans limite. Ensuite, la référence aux « droits de la Terre-Mère », issus de la conférence mondiale des peuples contre le changement climatique tenue à Cochabamba en 2010, fédère une série de minorités éparses. Officiellement, le socialisme du XXIe siècle défend les « valeurs spirituelles plutôt que l’appât du gain ». Dans les faits, ce culte de la Terre-Mère fait cristalliser un réseau de mouvements sociaux révélés par la guerre de l’eau. Il réunit donc des écologistes avec d’autres minorités : autochtones – afro-descendants, indigènes – mais aussi paysans, habitants des périphéries urbaines, etc. La Mère Nature transforme ainsi ce réseau en un ensemble constitué. Cette nouvelle « divinité protectrice », créée sur fond de croyances et cultes anciens, exercera ses bienfaits à la condition de proscrire les ravages du capitalisme en général et de celui de l’extraction du pétrole en particulier. La singularité, manifestée par chacun de ceux qui s’expriment dans les diverses réseaux, est rejetée au profit exclusif de l’ensemble commandé par le leader. Tout comme le socialisme universel du siècle dernier, le socialisme particulier du XXIe siècle conduit donc au totalitarisme. Quel que soit le versant concerné du marxisme, c’est la même logique universel/particulier qui structure l’ensemble et sa logique totalitaire. Ces fictions collectives, qui servent le pouvoir du caudillo, que sont-elles d’autre qu’un fantasme prêt-à-porter ? Le prix du fantasme En effet, cette création héroïque habille des thèses marxistes qui, sans cela, seraient incomprises du plus grand nombre et critiquées par les autres. La nouvelle domination socialiste ne met en place aucune réforme nécessaire à un socialisme libéral. Au contraire, elle impose un dirigisme économique qui se satisfait de réformes à court terme. La crise économique était donc prévisible. L’économie dirigiste montre en effet toujours les mêmes limites. Elle fait d’abord émerger une nouvelle classe moyenne. Ce fut le cas, en particulier au Venezuela grâce à une série de missions destinées aux plus défavorisés. Mais ensuite, les nationalisations et les expropriations font fuir les capitaux. Enfin, la corruption[v], le népotisme et le clientélisme entretiennent une crise économique de plus en plus profonde. À moins du retour à la libre circulation des personnes et des biens, la paupérisation est assurée. Le socialisme du XXIe siècle spécule sur la haine[vi]. Il renforce, en effet, la division sociale pour mieux en finir avec les « pratiques représentatives et libérales partisanes ». En fait d’idéal libérateur, Chavez a plutôt restreint les libertés en général et celles de la presse en particulier, en même temps qu’il imposait son omniprésence médiatique[vii]. Quant au culte rendu à la Mère Nature, il promeut le fantasme de la bonne mère à la place de celui du Petit père des peuples. À peine le temps d’engager le pari sur la figure tutélaire, et le pire est au rendez-vous : du populisme de gauche au populisme de droite. Et retour… Ce fantasme cache mal le cynisme qui l’anime. Une fois nationalisés, les moyens de production de la rente pétrolière restent aussi polluants que ceux du capitalisme incriminé. Mais désormais, les victimes de la crise, empêtrées dans la croyance à la bonne mère, attendent, figées, le miracle économique promis. La manne pétrolière, dont les citoyens sont privés, enrichit uniquement le président[viii] et les pays amis, qui l’aideront, le moment venu, à se maintenir au pouvoir coûte que coûte. Le prix à payer est la fin de l’État de droit. L’Assemblée constituante, encore… Maduro est le successeur désigné de Chavez. Mais il est aussi celui des Cubains. C’est sans doute ce qui explique l’échec électoral du lieutenant Cabello[ix]. On ne s’étonnera pas dès lors que la poursuite du socialisme du XXIe siècle de la révolution chaviste tienne lieu de programme à Maduro. Elle permet à de nombreux pays amis, dont Cuba, de continuer à tirer profit des largesses de Caracas[x]. Et elle donne un éclairage de la crise actuelle du Venezuela. Pour ce pays pétrolier, la chute des cours du brut a dangereusement aggravé la pénurie. Actuellement, elle concerne presque 70% des produits basiques et l'inflation est incontrôlable[xi]. Les files d'attente devant les supermarchés, les pharmacies ou les boulangeries sont quotidiennes[xii]. Constatons-le, aucune des promesses du socialisme du XXIe siècle n’a été tenue. L’indépendance économique du Venezuela reste une utopie, l’iniquité de la distribution des revenus est avérée et la corruption du pays, endémique. La politique du pire continue aujourd’hui. Ce chaos économique a fait perdre le pouvoir absolu à Maduro, depuis fin 2015. Pourtant, il ne cesse de manœuvrer pour le garder[xiii]. En effet, on lui reproche, fin mars 2017, le coup d’État avorté de la Cour suprême[xiv]. Connue pour être proche du président, elle voulait s’arroger les pouvoirs du Parlement[xv]. On reproche aussi à Maduro la sanction infligée à son principal opposant, Henrique Capriles, déclaré inéligible pour quinze ans. Devant la pression internationale[xvi], Maduro est allé chercher le soutien de Cuba et celui de l’Alliance bolivarienne. L'Organisation des États américains (OEA), sollicitée par les députés vénézuéliens, a exprimé son « inquiétude devant la difficile situation politique, économique, sociale et humanitaire » du Venezuela. Maduro riposte alors en accusant l'OEA d'encourager une « intervention internationale ». Désormais, l'opposition veut pousser le chef de l'État vers la sortie et exige une élection présidentielle anticipée avant celle prévue en décembre 2018. Depuis le début avril 2017, les manifestations des anti-chavistes se multiplient. De nombreux témoignages attestent de la présence active et féroce des ripostes de la droite et de l’extrême droite. On compte déjà plus d’une cinquantaine de victimes parmi les manifestants. La stratégie de Maduro n’est pas très différente de celle de Chavez : il se présente d’abord comme victime d’une « guerre économique » et d’une tentative de « coup d’État », puis il en appelle à une nouvelle Assemblée constituante pour se maintenir au pouvoir[xvii]. Ce qui pourrait surprendre dans sa diatribe du 1er mai dernier, c’est sa violente attaque contre les élites[xviii]. Or, qui sont-elles d’autre que la bourgeoisie essentiellement bureaucratique engendrée par deux décennies de chavisme ? Chaque Assemblée constituante prétend se défaire des élites en place et, dans le même mouvement, elle en installe de nouvelles. Nourries à leur tour de prébendes auxquelles elles refuseront de renoncer, elles deviendront alors l’ennemi intérieur dont l’État ne cessera de vouloir se défaire. Chaque nouvelle Constituante renforce le léviathan pourvoyeur de nouvelles ségrégations. Le couple dominant-dominé ainsi que la croyance à l’abolition de l’impossible n’épargnent pas plus le socialisme que le capitalisme dont il n’est qu’une variante. Le retour de l’élite refoulée et sa satisfaction mauvaise ne cessent pas de faire symptôme. En effet, le couple dominant-dominé nomme la division du sujet et structure le discours du maître auquel chacun est assujetti dans l’inconscient. Le malaise social ne peut affranchir le sujet de la responsabilité de sa propre satisfaction. Cultiver la croyance à un autre type de domination sans limite, c’est entretenir un fantasme prêt-à-porter dont seul le scénario change d’un régime à l’autre. Car, en réalité, la culture de l’Autre méchant couvre le refus d’endosser la responsabilité des choix faits et à faire. Le rejet du capitalisme n’empêche nullement Maduro, il y a quelques jours, d’appeler une banque américaine à la rescousse pour éviter la faillite du pays[xix]. La croyance religieuse à l’idole [i]Lors des dernières législatives, sur 547 membres, 176 sont désignés par des groupes sociaux acquis au président. Les 364 autres membres sont élus selon un découpage modifié pour rester favorable au pouvoir en place. [ii] Cf. Le Monde, 1er Juin 2017. [iii] Avec la première élection, on note : en avril 1998, l’organisation du référendum qui approuve la convocation d’une Assemblée Constituante. Composée de 95% de chavistes, elle est réunie le 7 août ; en décembre, la nouvelle constitution « bolivarienne » est approuvée à 72% par un nouveau référendum. Avec la première réélection, on note, en 2004, le Référendum révocatoire de mi-mandat. Avec la deuxième réélection, une nouvelle réforme de la Constitution prévoit de supprimer le nombre limité de mandats du président, de limiter la liberté de la presse en cas de « crises », et d'inscrire le socialisme dans la constitution, mettant ainsi fin au pluralisme politique, etc. Devant l’échec de ce référendum de 2007, un autre référendum est organisé en 2009, etc. [iv] Les élections présidentielles de 1998, 2000, 2006 et 2012. [v] L’ONG Transparency International juge que l’indice de corruption du secteur public, en particulier, est un des plus élevé au monde. Le Venezuela est le pays le plus corrompu de la région, juste après Haïti. [vi] Cf. par exemple, les idées de Norberto Ceresole qui ont influencé Chavez. Ce sociologue argentin est révisionniste. Il est aussi le propagandiste de la relation sans médiation Caudillo-ejército-Pueblo. Le 21 mai 2006, au cours de son émission hebdomadaire Aló Presidente, le président Chávez confirme ses liens avec Ceresole dont il se souvient comme d’« un grand ami » et comme d’«un intellectuel respectable ». [vii] Le Petropopulismo telegénico d’Elisabeth Burgos y fait allusion. Cf. Frédérique Langue, « De la révolution bolivarienne au socialisme du XXIe siècle. Héritage prétorien et populisme au Venezuela ». (https://upvericsoriano.files.wordpress.com/2015/09/venezuelachavez.pdf). Cf. aussi Pédro José Garcia Sanchez, « Chavez Forever ! Triomphe de la "pop-politique" ? », Huffington Post,http://www.huffingtonpost.fr/pedro-jose-garcia-sanchez/venezuela-chavez-elections_b_3083350.html. [viii] Selon le journal Le Monde, Chávez aurait ainsi multiplié les structures destinées à « siphonner » les ressources de Petroleos de Venezuela (Compagnie pétrolière nationale du Venezuela) ainsi que les réserves de la Banque centrale. Le quotidien donne « l'exemple du FONDEN (Fonds de développement national) dont l’usage dépend exclusivement du président de la République et du ministre des Finances ». [ix] Il a en effet participé aux deux tentatives de putsch de 1992. Il est pourtant président de l’Assemblée nationale et, lui aussi, membre du noyau dur du chavisme, mais ses réseaux ne vont pas jusqu’à Cuba. [x]Cf. Le Monde, 19 mars 2013 : http://www.lemonde.fr/idees/article/2013/03/19/quel-avenir-pour-cuba-apres-la-mort-d-hugo-chavez_1850669_3232.html#FumcMGyXV2x5Eghh.99 [xi] Le FMI prédit 1,660% d’ici fin 2017. [xii] Cf. La Tribune de Genève : http://www.tdg.ch/monde/ameriques/maduro-cuba-quete-soutien/story/26259388 [xiii] L’État est largement militarisé et, en particulier, un tiers des ministres au pouvoir sont des militaires. Cf. Paulo A. Paranagua, « Au Venezuela, les militaires au cœur du pouvoir chaviste », Le Monde, 22 mai 2017. [xiv] Selon Christopher Sabatini, expert de l'Amérique latine à l'université de Columbia de New York, a pression internationale a fait reculer le président ainsi que la Cour suprême. [xv] Devant cette atteinte à l’ordre constitutionnel, le président du Parlement, Julio Borges, a appelé l'armée à sortir de son silence. La Cour suprême prive les députés de leur immunité parlementaire et les expose à des procès pour haute trahison devant des instances militaires. [xvi] De l'Espagne à l'Argentine, en passant par la Colombie, le Mexique, le Brésil et le Pérou, etc. [xvii] Cf. Le monde.fr : http://www.lemonde.fr/ameriques/article/2017/05/01/au-venezuela-l-opposition-defie-nicolas-maduro-lors-du-defile-du-1er-mai_5120455_3222.html#l42jaXukGJVmu0lc.99 [xviii] Ibid. : « une Constituante citoyenne, et non pas une Constituante des partis ni des élites, une Constituante ouvrière, communale, paysanne, une Constituante féministe, de la jeunesse, des étudiants, une Constituante indigène, mais surtout, mes frères, une Constituante profondément ouvrière, profondément communale ». [xix] Luer Stéphane, « Golman Sachs accusé de soutenir Maduro », Le Monde, 1er juin 2017, p. 5. L’article mentionne les révélations du Wall Street Journal du 28 mai 2017, reprises par Julio Borges, le président de l’Assemblée nationale. Luc Garcia Lors de son voyage de retour de Yalta, Roosevelt a pris deux décisions. La première fut d’autoriser son conseiller de toujours et fidèle lieutenant, Harry Hopkins, à rentrer de son côté. La seconde nous intéresse plus particulièrement : recevoir les Al Saoud sur son bateau. Ceux qui n'étaient que de petits princes wahhabites en leurs contrées, ont compris l'intérêt de venir discuter business sur le bateau du président fatigué et amaigri par des semaines de voyages et des milliers de kilomètres parcourus.
Du carburant Al Saoud Un paramètre avait pesé de tout son poids de brent crémeux et collant dans la stratégie militaire de la Seconde Guerre mondiale : le carburant. Tout occupé à bâtir ce qui deviendrait les Nations Unies comme testament d'une mort qui arriverait quelques mois plus tard, sans avoir vu la fin d'un conflit dans lequel il fut un acteur majeur, Roosevelt n'en avait pas moins gardé le pragmatisme des bons comptes. Partant, l'Arabie Saoudite des Al Saoud a longtemps joué un jeu bizarre et le joue encore. Ses princes, nombreux, sont des financiers aguerris, clients d'avions de chasse de la maison Dassault ou de la maison d'en face, Loockheed Martin, et fixent les prix du baril en fonction du vent qui tourne. Le levier est économiquement très simple : fermeture du robinet pour faire monter les prix ; ouverture du robinet pour les faire descendre. Mais la péninsule arabique n'est pas la seule à être bien née en matière d'énergie fossile. Les Amériques aussi. Et, dans les Amériques, le Venezuela ne l'est pas moins. Du carburant vénézuélien On a beaucoup parlé du grand ami vénézuélien de M. Mélenchon que fut feu M. Chávez. On a aussi parlé du chávisme et des chávistes. On a disserté sur le comment du pourquoi de la politique du Presidente, qui arrosait tout azimut ses terres en pétrodollars. Beaucoup ont été prêts à fermer les yeux sur son style pour le moins singulier. N'en restait pas moins que Petróleos de Venezuela SA, la compagnie pétrolière appartenant à l’État vénézuélien, ne pompait pas seulement du pétrole. Elle pompait aussi beaucoup, énormément, miraculeusement, une masse colossale d'argent, qui n’arrosait pas seulement le pays en actions de bienfaisance. Or, désormais, les prix du pétrole rendent les exportations vénézuéliennes beaucoup moins attrayantes. Les inoxydables Al Saoud ont bien réduit le flot de barils et les prix ont eu beau sensiblement augmenter, le Venezuela pour sa part, est sur la paille. Le pays est en effet confronté à l’essoufflement social caractéristique des mono-économies, lorsque l'on ne produit rien mais que l'on thésaurise sur une denrée de première nécessité soumise aux aléas, présentement saoudiens – car, dans le paysage pétrolier, eux seuls comptent. Voilà ce qui arrive aussi quand un pouvoir nationalise à tour de bras des activités de matières premières qui n'offrent aucun amortisseur économique. Les enveloppes de pétrodollars Mais un autre puissant facteur entre en jeu. On connait le Zeus d’André Gide dans son Prométhée mal enchaîné (1). Il fait tomber une enveloppe à terre, quelqu’un la ramasse, à qui Zeus demande de mettre une adresse vers laquelle l’expédier, ce que s’emploie à faire l’obligé qui en retour reçoit de Zeus une gifle. Clac. Joli retournement. Chávez, nouveau Zeus, a passé son temps à gifler ceux qui déplacent les enveloppes de billets pour les faire circuler. Certains ont profité de la redistribution des richesses ? Le passage fut temporaire. Le giflé, c'est chacun en tant qu’il s’est trouvé piégé dans le petit stratagème de Zeus-Chávez. Généreux, ivre de liberté, celle plutôt crasse de croire que le circuit fermé de l'argent dans son pays pourrait lui éviter de commercer avec d'autres pour favoriser une autosuffisance meurtrière, Le président Chávez a répandu des pétro-billets sous enveloppes. Et maintenant, vient l'heure des gifles, dûment attribuées par son successeur dans la continuité à la présidence, Maduro. La redistribution des richesses nationalisées se chiffre actuellement à plus de 50 morts en quelques mois dans les rues. Des exemples comme ceux-là sont nombreux en Amérique latine. Le caoutchouc brésilien serait aussi parlant que le pétrole vénézuélien. Chaque fois, l'enjeu est de fermer des frontières pour n'en laisser filtrer que des rentes à l'aller et rien du tout en retour. L'abolition de l'État de droit accompagne finalement très bien cet étourdissement populaire qui veut croire qu'il retrouve la main sur l'enveloppe. Or, un État qui n'échange rien est un État qui est mort. Vendre du pétrole ne veut pas dire faire commerce du pétrole. D'ailleurs, les Al Saoud l'ont bien compris qui investissent en Europe et spécialement en France : les pétrodollars seuls, planqués dans des tiroirs, les asphyxieraient. Le circuit fermé de la dette Lacan s'est saisi de la question de l'échange dans cette parabole gidienne et fait remarquer : « Zeus tente d'y participer [au circuit de l'échange] comme par effraction, en engendrant une sorte de dette à laquelle il ne participe en rien » (2). Voilà Chávez. Voilà la combinaison politique actuelle, où les largesses économiques – s’appuyant sur des conceptions aussi erronées que dispendieuses – fricotent avec le totalitarisme, tout en prétendant que l'on peut vivre d'amour et d'eau fraîche épurée dans des caves. Si jadis on disait souvent qu'une évolution sociale ou économique aux États-Unis précédait de dix ans son inscription comme pratique en Europe, M. Mélenchon a fait fondre ce délai quant à l'Amérique latine en inscrivant immédiatement une proposition mise en œuvre présentement au Venezuela et d’où s’origine une partie des tensions actuelles : la convocation d'une l'Assemblée constituante. Par quel miracle, alors même que le PDG de la France insoumise claironnait que cette mesure serait libératrice, alors même qu'il menaçait M. Macron de prendre Matignon, personne n'a songé à lui faire remarquer qu'une Assemblée constituante est toujours au profit de celui qui l’initie. Dès lors, on notera l'admirable confusion sur laquelle danse Mélenchon et du même pas le successeur de Chávez : quand ils disent « convocation de l'Assemblée constituante », beaucoup entendent « convocation des États généraux ». Et beaucoup encore entendent « dynamitage ». Alors qu'il faudrait entendre : même si ton petit cœur bien élevé ramasse l'enveloppe des billets à terre pour la passer à qui de droit, n'oublie pas qui l’a posée là et qu’elle l’a été pour te piéger. 1 : Gide A., Le Prométhée mal enchainé, Gallimard, Paris, 1925. 2 : Lacan J., Le Séminaire, Livre V, Les formations de l'inconscient, Texte établi par J.-A. Miller, Seuil, Paris, mai 1998, p. 51-52. |
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